He llevado dos hojas de ruta; la primera la numero 26 (Río Manzanares) del libro de Miguel Tebar Pérez - Guía del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama - y la otra del libro de Domingo Pliego - 100 excursiones por la Sierra de Madrid (tomo 2), Travesía 74 - Del Puerto de Navacerrada a La Pedriza, por El Ventisquero de la Condesa y el Río Manzanares.
Distancia total: 20 Kilómetros - Duración 7 horas - Tipo de marcha: travesía.
DEL PUERTO DE NAVACERRADA A MANZANARES EL REAL POR EL
VENTISQUERO DE LA CONDESA Y LA PEDRIZA.
Sobre las diez y media pasadas de la mañana llegué al Puerto de Navacerrada, procedente del Intercambiador de la Moncloa en el autobús 691 de la Empresa Larrea. La llanura segoviana en ese momento estaba cubierta por una niebla que se apreciaba perfectamente desde los aparcamientos del puerto.
Empiezo a caminar por el sendero de tierra, que sube a media ladera dejando las pistas de hormigón a mano izquierda con dirección al alto de Las Guarramillas (Bola del Mundo).
Estas son las vistas de alta montaña con ganado vacuno, poco antes de enlazar con la pista de hormigón que viene desde el puerto, donde parece que algún ciclista, se ha escapado del "pelotón".
He tomado algún atajo por senderillos con escasas marcas. Uno de los últimos alcanza la cruz de los montañeros poco antes de llegar a las Guarramillas.
He rodeado el edificio por la parte de la derecha según llego, para salir al vértice geodésico del mismo, por donde veo La Maliciosa, La Pedriza y el embalse de Manzanares. etc. etc. Por detrás del edificio, giro a mano izquierda para seguir por el sendero que baja hasta el collado del Piornal, este mismo enseguida tiene un desvío a la izquierda (aparecen las pinturas blancas y amarillas de pequeño recorrido), que conducen al Ventisquero de la Condesa (Nacimiento del Río Manzanares). Todavía el Ventisquero acumulaba bastante nieve del último invierno. La caseta de color gris a los pies del Ventisquero es prácticamente el inicio del nacimiento del Manzanares y comienzo de la bajada hacia el pueblo de Manzanares el Real.
Comienzo el descenso, que al principio es bastante empinado, siguiendo el pequeño cauce del todavía arroyuelo, que poco a poco va creciendo con la aguas que va recibiendo de otros arroyos. Ya cerca de las praderas, que diviso mirando hacia abajo, dejo a la izquierda unas ruinas, parece ser que fueron el antiguo refugio del Ventisquero de la Condesa.
La pradera totalmente tapizada de verde sigue el sendero, que paralelo al río continúa bajando. Hay momentos que tengo que cambiar de orilla, pues el camino va de una a otra de forma obligatoria. En cuanto aparecen las primeras pozas hay que efectuar el primer cambio. Yo he podido pasar buscando siempre las piedras mas lisas y secas, pues el caudal así lo permitía, pero cuando este sea más abundante, habrá que mirar otra opción para cruzarle. El descenso continúa poco a poco, por unos paisajes totalmente pintorescos.
Aparecen los primeros pinos silvestres en el sendero que me llevan hasta el puente de Los Manchegos. Una pista forestal atraviesa el mismo. Esta pista viene desde Canto Cochino y tiene una ruta circular. Hay que seguir por el lado izquierdo de la misma dejando el puente a mano derecha y bajar por un sendero, que indican unos hitos de piedra y las marcas amarillas de PR (senderos de pequeño recorrido) más o menos a unos doscientos metros del comienzo de la pista también a la derecha.
Ahora viene mi odisea particular, ya mencionada al comienzo del relato. Justo al llegar al puente de los Manchegos, me cruzo con dos montañeros jóvenes, que venían de Canto Cochino, por esta pista, (interminable), según uno de ellos.
Hacían la ruta al contrario de la mía, pues se dirigían al Ventisquero de La Condesa, por donde yo venía. Les hago caso y decido seguir por la pista forestal que ellos traían, que aunque fuese larga no tenía ninguna pega para llegar a Canto Cochino. Creo que llevaba andados unos cuatro kilómetros más o menos desde que dejé el Puente de los Manchegos, cuando al pasar por un pilón, que hay a mano derecha, me surge la duda de estar en la dirección correcta. He consultado el libro de ruta y por un momento pienso que me he pasado algún desvío y tomo la decisión de volver hasta el puente de los Manchegos y tomar el sendero, que indicaban mis hojas. Como no hay mal, que por bien no venga, he conocido un paisaje, que desde otro lugar no se ve, gran parte de La Pedriza con el Yelmo, la gran Cañada, el pueblo de Manzanares, el embalse y parte de Madrid donde entre otros edificios, se distinguen las cuatro torres de la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid y nada mas.
El peor tramo de la ruta aquí estaba. Este sendero baja hacia el río Manzanares hasta el puente del Reten, pasando por los chorros del Manzanares (Hoy no habia cascada). La bajada, que empieza cómoda se va acentuando cada vez mas, y algunas veces entre cerrada vegetación (por momentos parece desaparecer el sendero) y zonas encharcadas por algún arroyo este se hace algo incomodo. Con una señal de "paso" termina esta enorme bajada, pues aquí aparece el Puente del Reten, con unos tablones tipo "paso Cebra", que me dejan en la otra orilla.
Dos horas desde el Puente de Los Manchegos. Ahora el camino es mas ancho y casi sin desniveles.Paso la fuente del Reten, que gotea muy lentamente y continuo hasta el Puente de los Franceses que se ve al bajar por unos escalones que se dan de bruces con la pista forestal, que desde Canto Cochino, aquí se dirige..
Sin perdida de tiempo y viendo que la noche se me echaba encima, acelero la marcha en dirección a Canto Cochino. No he parado de andar, salvo un momento, que he pasado por un pilón, que queda a mano izquierda bajando por la pista forestal y he aprovechado para llenar la cantimplora.
Aterrizo en Canto Cochino sobre las nueve y veinte de la noche, estaban cerrando el bar, me he pedido dos botes da Mahou "Cinco Estrellas", los he pagado he salido al exterior y en ese momento han bajado el cierre. He terminado mi segundo bote ya en el patio y sin esperar, macuto a la espalda, carretera (En este caso sendero) y manta hasta el Tranco. Estaba ya mas o menos anocheciendo, aunque todavía la luz era buena. Tenia que atravesar la Garganta Camorza, que la conocía perfectamente y llegar al Tranco, una zona ya urbanizada con bares y chalets y donde por supuesto hay luz artificial.
Ya solo me queda el ultimo tramo hasta Manzanares El Real. Sigo mi fuerte ritmo, pues en el pueblo tengo que tomar uno de los autobuses que me llevaran a Madrid. Sobre las diez y media y poco antes de llegar al pueblo, compruebo que ya tengo cobertura en el "Móvil" y llamo a casa para que sepan mi situación. Al llegar a la parada del autobus solo veo a una persona y pienso que todavía quedaba algún coche, cuando habia alguien esperando. La persona que espera era un sudamericano, que según el estaba fumado, y era verdad, me dice que solo queda un autobus y que solo va hasta Colmenar Viejo y que allí, tengo que enlazar con otro de los que van a Madrid. Efectivamente al poco llega el autobus que va a Colmenar por Soto del Real. Subo primero, ya sentado oigo al conductor que le dice al sudamericano, que se de prisa en subir pues era el ultimo viaje y quería terminar enseguida. El sudamericano, tarda en hacerse con los escalones (fumado, pero fumado), por fin lo consigue y salimos hacia Soto (cerca de las once de la noche). Llegamos a Colmenar y me bajo en una parada del pueblo para hacer el trasbordo. También lo hace mi compañero de viaje, que parece ser que vive aquí y esperó hasta que llegó el autobus que me llevaba a la Capital (agradecido al chaval).
Por fin llego a Plaza Castilla, creo que eran las once menos diez minutos de la noche,salgo a la calle, saco dinero del cajero de Bankia y me cojo un taxi hasta San Fernando de Henares. En casa ya,sobre las cero horas y 15 minutos del dia siguiente. Amen.
Esta fotografía es de una semana después, la parada de autobus cercana al Castillo de Manzanares donde se encontraba el amigo "fumado".