lunes, 8 de junio de 2015

Puerto de Navacerrada - Bola del Mundo - Collado del Piornal - La Maliciosa - Pueblo de Navacerrada

En el autobús 691 que sale desde el Intercambiador de Moncloa (9, 25 horas), he llegado al Puerto de Navacerrada a las 11 de la mañana.
He comenzado mi caminata  por el sendero Vuelta de los pastores, que a media ladera  sube hacia el collado de Emburriaderos o de las Cabrillas.




Continúo subiendo paralelo a la cuerda de las cabrillas hasta dar con la pista de hormigón que viene desde el Puerto y que se dirige a la Bola del Mundo (repetidor de TVE). Después de enlazar con esta  y tras varias curvas con grandes peraltes y mucho desnivel , me he desviado hacia la estación terminal del telesilla de Las Guarramillas, donde muy cerca una Virgen (la de las Guarramillas) con un niño en brazos y dos esquís a la espalda contempla y vigila gran parte de la sierra.


Retomo otra vez el hormigón hacia las ultimas rampas que conducen al repetidor. Una hora y veinte minutos desde el inicio. (con una pequeña parada para picar algo a los pies de la Virgen).


El edificio se puede bordear por las dos partes, pues se sale a la espalda del mismo por una o por otra, si tomamos la de la derecha, llegamos al vértice geodésico de Las Guarramillas (esta foto es de otro día).


Yo en esta ocasión he optado por el de la izquierda, por un camino que sale antes de llegar a las puertas del edificio. Aquí, un poco mas abajo, aparece el sendero que baja al collado del Piornal y que se ve muy claro. A poco de comenzar me he desviado  hacia la izquierda siguiendo las señales blancas y amarillas de pequeño recorrido, que te llevan al Ventisquero de la Condesa. (Nacimiento del río Manzanares) y que bajan hasta Manzanares el Real siguiendo el curso del río.


Solamente he parado unos momentos, para sacar fotografías y ver mas de cerca el Ventisquero, que en esta época del año todavía tiene mucha nieve acumulada.
Vuelvo al sendero que baja en dirección al collado, enseguida y a la derecha aparecen unas ruinas, que en su momento parece ser que fueron un antiguo refugio de montaña.


Sigo bajando más suavemente y enseguida tropiezo a mi derecha con un gran rebaño de machos de cabra montés (posiblemente por encima de treinta). Me paro y observo el comportamiento. Muchos sentados, otros retroceden al verme, alguno en zonas alta de rocas y muy erguidos, también dos de los más grandes se topan con sus grandes cornamentas. Un precioso espectáculo.



Continúo bajando por un sendero con bastantes piedras y a mi espalda quedan las antenas del repetidor, enseguida llego al collado, donde aparece a la izquierda un antiguo pluviómetro.


Ahora empieza la subida hacia la Maliciosa, que suavemente se va empinado. Siguiendo los hitos marcados en el camino no hay ninguna pérdida.


Antes de tomar la arista de la izquierda, que conduce a La Maliciosa, he parado en una zona de pequeño collado herboso, parte de la crestería de La Maliciosa, donde las vistas, que aparecen desde aquí (incluidas las cabras), son dignas de ver.También he aprovechado para sacar del macuto algo de mi avituallamiento.



Vuelvo al sendero, que desde aquí y por la derecha se dirige sin ningún vacile hasta la Maliciosa. Por fin hago cumbre, donde varios grupos de montañeros comentan y se tiran fotos. Con uno de ellos he intercambiado la oportuna instantánea.



Desde el vértice geodésico, el paisaje sobre la llanura madrileña, la Sierra de los Porrones, La Pedriza y Manzanares el Real, con su embalse de Santillana recrean la vista y merece la pena el esfuerzo realizado.




Emprendo el regreso por el mismo camino que he traído, pero al llegar al collado, y a la izquierda del pluviómetro sale un sendero que baja en picado con canchales, donde, si no estas muy hábil puedes dar con tu body en tierra. Este se dirige hacia la Barranca por el Regajo del Cancho Negro y empalma con el Regajo del Pez.



Pasada la parte mas difícil, que realmente esta al comienzo del descenso, el camino poco a poco parece más suave y menos vertical, pero no se deja de bajar nunca. A poco de entrar en el pinar se llega a la fuente de la campanilla, un área de recreo y descanso con bancos de madera,


Después de descansar y con un gran refrescón en la fuente vuelvo al camino que se dirige hacia la Barranca. Paso también por la fuente de Mingo, el área temática Las Vueltas y las tirolinas de Pino a Pino.




Esta pista forestal llega a su final con los embalses del Ejercito del Aire y de Navacerrada. Una barrera que prohíbe el paso de vehículos limita ya con la carretera asfaltada que, desde ahora encontramos.




Esta carretera enlaza con la Nacional 601, que une el pueblo de Guadarrama con el Puerto de Navacerrada. Varios aparcamientos, praderas con ganado vacuno, el hotel de La Barranca (creo que ahora esta en obras) y un parque de bomberos de la Comunidad de Madrid nos encontramos antes de llegar a la 601.







Ya estoy llegando al final de esta dura caminata. Por el arcén de la 601, llego enseguida a una glorieta (conocida como el columpio) con una inmensa piedra de granito colgada entre dos sietes (uno de ellos invertido) y a la derecha de esta aparece el cartel que indica al pueblo de Navacerrada. Ya estoy en el pueblo, y la misma plaza del Ayuntamiento hay una cafetería con su terraza  El Quijote, donde con una gran jarra de cerveza y un plato de aceitunas aliñadas y muy grandes, espero la llegada del autobús que me devolverá a la capital. He llegado a las 7 y veinte de la tarde, pero como el autobús , no sale hasta cerca de las ocho, con mi cerveza y mis aceitunas, tranquilamente me he tomado un respiro. Por cierto el camero ha sido muy amable.



Salí de mi casa en San Fernando de Henares a las 8 de la mañana aproximadamente, y he regresado sobre las diez de la noche. No tengo carnet de conducir y estas excursiones las hago "solateras". Nadie me mete prisa, me paro, donde, cuando y el tiempo que me da la gana, y si algún día me pasa algo (que dios no lo quiera) ya me recogerán... digo yo.
Es mi primer relato en este blog, animado por mis dos hijos e instruido por mi hija para acceder a este tipo de páginas, pues mis excursiones las tengo redactadas de mi puño y letra, más o menos como he contado esta, en un cuaderno normal.